Quiere decir que en nuestro sistema sanitario todas las personas tenemos los mismos derechos y acceso a los mismos servicios. Sin embargo, si alguien, por sus características personales, necesitara una mayor atención y un mayor gasto sanitario, podrá tenerlo sin coste alguno. Por ejemplo: una persona que desde que nació haya necesitado continuos ingresos hospitalarios e intervenciones quirúrgicas, pruebas diagnósticas, etc. y otra que, a lo largo de su vida, no haya necesitado apenas los servicios sanitarios.